jueves, 16 de septiembre de 2010

ser una "lonely walker"

Estoy emocionadísima. Cuanto más activa estoy mentalmente más me emocionan las ideas y los nuevos proyectos y estos días están siendo muy fructíferos.

Mientras espero para concretar agendas para nuevas sesiones de retratos (esta vez: parejas!) Voy centrando mis energías en mis proyectos personales y en los comunes con mi amiga Marta. Marta y yo estamos en fase de construcción y evolución en nuestro The Lonely walkers. Todo empezó como una idea de mostrar nuestras ciudades a través de los ojos de cada una. Primero haríamos fotos de nuestra propia ciudad y después, aprovechando para vernos, retrataríamos la ciudad de la otra.
Torino y Barcelona. Barcelona y Torino. Marta y Emma. Emma y Marta.

El proyecto global evolucionó y es lo que ahora estamos construyendo. Por el momento estamos solidificando nuestras bases en un blog, nuestro primero pisito. Allí pintamos paredes con palabras, llenamos el salón con aromas de ideas y nos sentamos para charlar sobre lo que se está cociendo en la cocina. No es un espacio muy amplio, de momento, pero me encanta ver como cada una va poniendo su toque de color. La identidad es la suma de la de cada una.

Me gustaría compartir aquí, mi blog personal como fotógrafa, mi último post escrito en TLW ya que ha sido una declaración de mi identidad. Quién soy yo y quién soy yo como fotógrafa:

"Ser una lonely walker te permite ver el mundo que te rodea de una manera clara, tranquila y atenta. Por ejemplo, he descubierto que soy una fotógrafa de personas y que odio la luz brillante del sol a la hora de hacer fotos. Está bien, sí... ese no es un gran descubrimiento pero de todas maneras, aunque sea algo muy simple, aceptarlo me ayuda a definir y pulir mi propio estilo como fotógrafa. No es tan solo que tienda hacia ese estilo propio sino el por qué. Eso es lo que he descubierto...


Primero. Las personas. Me encanta hacer fotos a la gente sin que se den cuenta. No soy muy partidaria de decir "haz esto, haz lo otro..." sino más bien les dejo sentirse cómodos consigo mismos, con el contexto en el que se encuentran, con su propia piel, y entonces dejo que se muestren ellos mismo realmente como son. Ese es para mí el autentico retrato. No me importa si se les ve guapos, si la escena es bonita... en realidad, no me importa demasiado la parte estética (no me mates, Oscar Wilde!!) sino los sentimientos y las sensaciones. La tensión de una pierna caminando por la calle más que la diagonal perfecta creada por ésta con el suelo. La textura rugosa del pavimento bajo los pies más que la perfecta composición de un suelo cuadrado (o de la forma que sea). La relación entre dos desconocidos cruzándose en la calle, mirándose (o no) el uno al otro, más que el equilibrio de dos figuras creando una composición completa...
Lo que más me interesa no es la imagen en sí sino la relación entre sus componentes. Eso también me ha ayudado a sentir y entender mi propio rol como sujeto e incluso objeto en cada fotografía. 


Segundo. La luz. Cualquier fotógrafo afirmará que la peor hora para hacer fotos es el mediodía, con esas horrorosas sombras, esos contrastes inaguantables... La verdad es que el tener una luz com la que hay en el amanecer o el atardecer, hace que uno odie cualquier otro momento del día. Ese toque de luz dorado. La suave caricia en la piel. Los dibujos delicadamente perfilados por las sombras. Esa luz gradual pintando la fotografía, conquistando cada objeto, cada esquina... Siento esa luz casi como si la pudiese respirar. Esa luz explica historias de todos tipos. Cuenta secretos. Es un susurro en el oído. El aliento de alguien contándote un secreto. Es un delicado roce en los labios...


Me siento realmente segura y tranquila paseando a la luz de esas horas. Y fotografiando a la gente. Y quizá hablando con ellos.


Y eso es lo que he descubierto siendo una lonely walker (caminante solitario)."

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